LIRICA NAHUATL

Le escritura azteca o náhuatl, fue video gráfica o jeroglífica, y estaba en la última etapa de elaboración, es decir, la fonética, cuando llegaron los españoles. Los aztecas no habían podido todavía representar los sonidos con letras, o al menos, no se lo ha podido comprobar.

La literatura náhuatl es conocida, sin embargo, por diversas fuentes que han llegado hasta nuestros días. Muchos códices de la época aborigen, fueron destruidos por los españoles, para evitar las supervivencias de las regiones idolátricas y a veces, lo destruyeron también los propios aborígenes en sus luchas intestinas.

En general, lo que se conoce hoy en día de la literatura náhuatl es debido a las crónicas de los misioneros o la tradición oral. Los estudiosos investigadores han podido hacerse una idea cabal e incluso rescatar ideas indígenas gracias a esas fuentes.

Se sabe, así, que entre los aztecas llegaron a formarse verdaderas escuelas literarias y que al menos hubo tres grandes centros culturales: Tenochtitlan (México), Texcoco y Cualhtitlán. En las primeras de esas ciudades, existió un verdadero emporio cultural, y en la segunda hubo archivos y museos importantes, ahora desaparecidos.

Los géneros literarios más cultivados fueron la lírica, la épica, el drama y además, la historia fría.

La poesía lírica. La poesía lírica estuvo íntimamente ligado a la música y a la danza, es decir, que la poesía era cantada y bailada.

Esta poesía era anónima e intervenían tres agentes: el compositor de la letra, el músico y los bailarines y cantores.

 

La temática no era muy variada, y trataba principalmente de la fugacidad de la vida, el enigma de la muerte con frecuentes alusiones al más allá, la vanidad del hombre y la rapidez del goce en la vida. Estaba impregnada de ideas religiosas, acordes con el concepto azteca de la vida, que en su opinión, consistía en la guerra, la muerte, el mundo de ultratumba y las clases sociales.

La poesía en náhuatl es conocida como “xochitlatolli”, que significa “la palabra florida”.

 

La poesía náhuatl nos habla sobre diferentes temas como la forma de vida que tenían los habitantes del Pueblo, la imploración a los dioses para que fecundaran sus tierras, la alegría por la naturaleza o la amistad, lamentaciones e incluso nos hablan sobre reflexiones sobre la vida y la muerte.

 

Se entiende por literatura náhuatl la producción literaria de los pueblos que ocuparon el Valle de México y que hablaban el náhuatl: los pueblos de Tenochtitlan, Tlatelolco, Texcoco, Tlacopan o Tacuba, Azcapotzalco, Chalco, Cuauhtitlán, Tlaxcala, Huejotzingo, Tecamachalco, Cholula, y de otras regiones.

La palabra náhuatl significa "claro, limpio, sonoro". La lengua, en efecto, es así. Es una lengua aglutinante, pues se añaden distintos prefijos, sufijos, etc. a las palabras y así se completa la expresión.

El náhuatl es una lengua uto-azteca que se habla en Centroamérica y en México (donde es la lengua nativa con mayor número de hablantes), pero además cuenta con una gran trascendencia histórica ya que era la lengua franca del Imperio Azteca.

En ocasiones, la literatura náhuatl es mencionada como literatura azteca, aunque los aztecas eran sólo uno de los nahuas (un grupo de pueblos prehispánicos). Es decir que la literatura náhuatl debería incluir los textos aztecas y de otros pueblos.

Cabe destacar que los nobles se comunicaban con los dioses a través de poesías u oraciones cantadas. La prosa, en cambio, era utilizada para la elaboración de discursos didácticos, narraciones míticas y relatos históricos.

 

Dicen los especialistas que la literatura náhuatl tenía como fin proteger la memoria de todo el saber acumulado por las sucesivas generaciones. Así, las obras abarcaban distintos aspectos de la vida, como las cuestiones vinculadas a la religión, los rituales, la medicina, la historia y el derecho.

En los poemas escritos por Nezahualcóyotl se habla sobre la vida y la muerte, así como también del entorno de aquella época o de las estaciones del año incluso uno de sus poemas más destacados se llama canto a la primavera. Otro poema de Nezahualcóyotl se llama canto triste y habla sobre la tristeza que lo aborda, y la idea de que la existencia en la Tierra es solo prestada y que algún día volverán a la casa del sol.

Biografía de Nezahualcoyotl

Nezahualcóyotl (1402 – 1472) (náhuatl: Nezahual.cóyō.tl 'coyote que ayuna') fue el monarca (tlatoani) de la ciudad-estado de Tetzcuco en el México antiguo. Ejerció el poder y se desempeñó notablemente como poeta, erudito y arquitecto. Nació el 28 de abril (según otras fuentes, el 4 de febrero) de 1402 en Texcoco (actualmente un municipio del Estado de México) en la actual República Mexicana y murió en 1472. Era hijo del sexto señor de los chichimecas, Ixtlilxóchitl, cuyo nombre significa 'flor oscura' (īxtlīl- 'oscuro, negro', xōchitl 'flor') señor de la ciudad de Texcoco, y de la princesa mexica Matlalcihuatzin, hija del tlatoani azteca Huitzilíhuitl, segundo señor de Tenochtitlan. Al nacer, le fue asignado el nombre de Acolmiztli (náhuatl: Acōlmiztli, ‘felino fuerte’), pero las tristes circunstancias que rodearon su adolescencia hicieron que se cambiara el nombre por el de Nezahualcóyotl que significa coyote que ayuna o coyote hambriento, entendiéndose el ayuno como una forma de sacrificio.

A principios del siglo XV el mayor centro de poder en la cuenca de México era Azcapotzalco, capital de los tepanecas. El señorío tepaneca bajo Tezozómoc tenía tintes tiránicos, y después de un relativo fracaso militar, mediante una conspiración palaciega logró expulsar de Texcoco y eventualmente, dar muerte a Ixtlixóchitl, padre de Nezahualcóyotl. Tiempo después éste tuvo la oportunidad de participar en una alianza con los mexicas, que además de vengar la muerte de su padre, logró derruir el poder tepaneca.

 

Una vez que recuperó el trono, Nezahualcóyotl gobernó Texcoco con valor y sabiduría. Asimismo, ganó reputación de sabio y obtuvo fama como poeta. Su amplia formación intelectual se traducía en una elevada sensibilidad estética y un gran amor por la naturaleza, que quedaron reflejados no sólo en la arquitectura de la ciudad, sino también en sus manifestaciones poéticas y filosóficas. Nezahualcóyotl llegó a construir un jardín botánico adornado con hermosas pozas de agua y acueductos en Tetzcotzingo, donde eran habituales las reuniones de poetas e intelectuales. Algunos historiadores han manifestado que aun cuando los acolhuas profesaban el politeísmo, él comenzó a desarrollar la idea de un dios único, al cual llama Tloquenahuaque. Varios de sus versos se encuentran actualmente plasmados en los muros del Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México.

Desde su infancia y durante su adolescencia, Nezahualcóyotl recibió una educación muy completa correspondiente a su linaje. Estudió primero en el palacio con tutores designados por su padre, y más tarde en el calmecac, escuela de estudios superiores donde asistían los jóvenes de las clases privilegiadas y gobernantes. De esta forma aprendió la escritura; los ritos y tradiciones ancestrales de sus antepasados chichimecas-toltecas; la historia, las enseñanzas y las doctrinas heredadas por los mexicas y acolhuacanos venidos del norte y las artes de la guerra y la política, que lo prepararían para gobernar a su pueblo.

Aunque Netzahualcóyotl era heredero nato del reino de Texcoco, no vivía como un príncipe rodeado de lujos y comodidades, pues en esos años su padre enfrentaba el asedio de los tepanecas de Azcapotzalco, cuyo belicoso rey, Tezozomoc, ya había conquistado Tenayuca y Culhuacán, y ambicionaba extender su imperio hacia la región norte del gran lago. La intención de Tezozomoc era asesinar al rey Ixtlilxóchitl y a toda su familia para poder apoderarse del trono de Texcoco. Para entonces, el reino texcocano se encontraba debilitado, no contaba con aliados comprometidos, ni tenía las suficientes armas ni el ejército necesario para sostener una guerra y repeler la invasión.

En 1418, los tepanecas sitiaron la ciudad de Texcoco durante 30 días. Bajo la amenaza de muerte lanzada por Tezozomoc, el rey Ixtlilxóchitl de 54 años, errante y furtivo, tuvo que abandonar su palacio. Mientras las huestes de Tezozómoc rastreaban los alrededores de la ciudad para encontrar al rey y príncipe texcocanos, éstos se refugiaron en las cuevas de Cualhyacac y Tzinacanoztoc, rodeados de unos pocos leales. No pudiendo ocultarse allí por mucho tiempo, Ixtlilxóchitl ordenó a su hijo que se adentrara en el bosque, mientras él y unos pocos hombres trataban de detener sin éxito el avance de sus captores. Sin embargo, éstos anticiparon su ataque y lo sorprendieron en el bosque. El príncipe Nezahualcóyotl, oculto entre las ramas de un árbol, fue testigo de cómo su padre luchó hasta caer abatido por las lanzas tepanecas.

Luego de presenciar el asesinato de su padre, Nezahualcóyotl, de apenas 16 años, logró escapar y huyó. Antes había pedido a sus partidarios que cesaran la resistencia y que, por el momento, se sometieran a la tiranía de Tezozomoc, mientras él buscaba el apoyo de otros pueblos y encontraba el modo de liberarlos. Una vez que Tezozomoc se apoderó completamente de la ciudad, ordenó la captura de Nezahualcóyotl y ofreció una recompensa para quien se lo entregara vivo o muerto; sabía que el legítimo príncipe heredero representaba un peligro pues intentaría liberar a su reino.

A partir de entonces y durante los siguientes dos años, Nezahualcóyotl debió eludir el acoso y las asechanzas de sus perseguidores. Clandestinamente, recorrió varios poblados con el fin de conseguir aliados y mantenerse informado de los planes del rey usurpador.

Un tiempo se mantuvo encubierto en Tlaxcala, donde pudo pasar inadvertido disfrazado de campesino. De ahí se trasladó a Chalco y se incorporó como soldado al ejército de los chalcas , pero fue descubierto y encerrado en una jaula. Toteotzintecuhtli, el soberano de esa ciudad, lo condenó a muerte para congraciarse con el tirano Tezozomoc. Sin embargo, Quetzalmacatzin, hermano del gobernante chalca, se compadeció de Nezahualcóyotl y lo ayudó a escapar, cambiando sus ropas y ocupando su lugar en la jaula. Nezahualcóyotl pudo salir de Chalco y regresar a Tlaxcala sin ser reconocido; mientras tanto, su protector fue ejecutado en su lugar, acusado de traición.

Es hasta 1420 cuando concluye ese periodo errante, luego de que las tías de Nezahualcoyotl, hermanas de su madre y esposas de los gobernantes de Tenochtitlan y Tlatelolco, solicitaron al rey tepaneca el perdón para su joven sobrino. Tezozomoc consintió que Nezahualcoyotl viviera en Tenochtitlan, ciudad donde el príncipe sin trono fue afectuosamente recibido.

Durante los siguientes ocho años, gracias a la hospitalidad de su familia materna, Netzahualcoyotl pudo continuar con su educación y adiestramiento militar, lo cual le permitió convertirse rápidamente en un guerrero; de igual modo cultivó su vocación por las artes y las ciencias. En esos años, Tezozomoc le otorgó un palacio en Texcoco y le autorizó a viajar entre las dos ciudades. Sin embargo, Nezahualcóyotl no había olvidado los sucesos que provocaron su exilio. Decidido a recuperar su trono, planeaba la estrategia para cumplir su objetivo.

Para entonces, el viejo Tezozomoc, debilitado y gravemente enfermo, sospechaba de las intenciones de Nezahualcóyotl y, casi al borde de la muerte, encomendó a sus tres hijos Maxtla, Teyatzin y Tlatoca Tlitzpaltzin asesinar al príncipe destronado.

Netzahualcoyotl, al tanto de los planes de sus enemigos, se refugió en Tenochtitlan bajo la protección de su tío, el rey Chimalpopoca. Un año después sobrevino la muerte de Tezozomoc, y Maxtla ocupó su lugar como soberano de Azcapotzalco. Aunque conocía el propósito de asesinarlo, Nezahualcoyotl asistió al funeral del patriarca tepaneca. El heredero de Tezozomoc no estaba dispuesto a ceder el trono de Texcoco a Nezahualcóyotl, y decidió hacer prisionero a Chimalpopoca como represalia contra este por haber ayudado a su enemigo; al mismo tiempo, envió a un grupo de mercenarios para buscar y ejecutar al temerario príncipe.

Netzahualcóyotl, desafiando el peligro, llegó a Azcapotzalco para interceder por la libertad de Chimalpopoca. Maxtla fingió ser benevolente, pero trató de asesinarlo a traición. Netzahualcóyotl consiguió salir ileso y escapó hacia Texcoco. Entonces Maxtla preparó una nueva trampa para eliminarlo. Convenció a Yancuiltzin, hijo natural del padre de Nezahualcóyotl, para que invitara a su medio hermano a un banquete y una vez que estuviera solo en su casa lo matara. Sin embargo, Nezahualcóyotl es advertido del siniestro plan por un amigo y, para librarse de la muerte, dispuso que un labriego se hiciera pasar por él para asistir al banquete de Yancuiltzin. Allí, el supuesto Nezahualcóyotl es decapitado y su cabeza fue entregada como trofeo a Maxtla, quien creía que al fin había acabado con el invencible príncipe. Sin embargo, no tardó en enterarse de que Nezahualcóyotl aún estaba vivo. Enfurecido, Maxtla dio órdenes a sus principales capitanes para que se dirigieran a Texcoco en busca de Nezahualcóyotl y lo aniquilaran sin piedad.

De nuevo, el príncipe texcocano tuvo que huir de una feroz persecución. En múltiples ocasiones logró salir indemne de las emboscadas ordenadas por Maxtla. Éste, al no poder dar alcance a su escurridizo oponente, descargó su venganza contra Chimalpopoca y alevosamente lo asesinó, lo cual daría un drástico giro en favor de Nezahualcóyotl, pues los mexicas, indignados, decidieron romper su alianza con Azcapotzalco y nombraron a Izcóatl como su nuevo rey. Esto acarreó que Tenochtitlan fuera sitiada por Maxtla.

 

Entre tanto, con gran habilidad diplomática, Netzahualcóyotl consiguió atraerse los favores de otras ciudades descontentas con la tiranía tepaneca y organizó un frente común, cuyo peso principal recayó en los tlaxcaltecas y los huejotzincas. El formidable ejército aliado alcanzó victorias en Otumba y Acolman antes de tomar Texcoco en 1429.

En seguida Netzahualcóyotl dedicó sus esfuerzos a liberar México y Tlatelolco. En una cruenta batalla, destruyó Azcapotzalco después de un sitio de ciento catorce días. Maxtla murió a manos de Nezahualcóyotl, quien, dispuesto a inaugurar una época de esplendor en el Valle de México, consiguió sellar un pacto confederal con Itzcóatl, de Tenochtitlan y Totoquiyauhtzin, señor de Tlacopan, pacto conocido como la Ēxcān Tlahtolōyān.

 

Cuando en 1472 falleció Netzahualcóyotl, subió al trono su hijo Nezahualpilli, quien gobernó la ciudad hasta el año 1516, continuando la política expansiva emprendida por su antecesor.

De la lírica nahuatl, resaltó un poeta de muchos este fué Netzahualcoyotl, quien además era tlatoani de Texcoco en esa época, es por eso que a continuación se mostrará una serie de poemas de Netzahualcoyotl:

¿A dónde iremos?

¿A dónde iremos

donde la muerte no exista?

Más, ¿por ésto viviré llorando?

Que tu corazón se enderece:

aquí nadie vivirá para siempre.

 Aún los príncipes a morir vinieron,

 

los bultos funerarios se queman.

 

 

Alegraos

 

Alegraos con las flores que embriagan,

las que están en nuestras manos.

Que sean puestos ya

los collares de flores.

Nuestras flores del tiempo de lluvia,

fragantes flores,

abren ya sus corolas.

Por allí anda el ave,

parlotea y canta,

viene a conocer la casa del dios.

Sólo con nuestras flores

nos alegramos.

Sólo con nuestros cantos

perece vuestra tristeza.

Oh señores, con esto,

vuestro disgusto de disipa.

Las inventa el dador de la vida,

las ha hecho descender

el inventor de sí mismo,

flores placenteras,

 

con ellas vuestro disgusto se disipa.

 

 

Canto de la huida         

En vano he nacido,

en vano he venido a salir

de la casa del dios a la tierra,

¡yo soy menesteroso!

Ojalá en verdad no hubiera salido,

que de verdad no hubiera venido a la tierra.

No lo digo, pero…

¿qué es lo que haré?,

¡oh príncipes que aquí habéis venido!,

¿vivo frente al rostro de la gente?

¿qué podrá ser?,

¡reflexiona!

 

¿Habré de erguirme sobre la tierra?

¿Cuál es mi destino?,

yo soy menesteroso,

mi corazón padece,

tú eres apenas mi amigo

en la tierra, aquí.

 

¿Cómo hay que vivir al lado de la gente?

¿Obra desconsideradamente,

vive, el que sostiene y eleva a los hombres?

 

¡Vive en paz,

pasa la vida en calma!

Me he doblegado,

sólo vivo con la cabeza inclinada

al lado de la gente.

Por ésto me aflijo,

¡soy desdichado!,

he quedado abandonado

al lado de la gente en la tierra.

 

¿Cómo lo determina tu corazón,

Dador de la Vida?

¡Salga ya tu disgusto!

Extiende tu compasión,

estoy a tu lado, tú eres dios.

¿Acaso quieres darme la muerte?

 

¿Es verdad que nos alegramos,

que vivimos sobre la tierra?

No es cierto que vivimos.

Y hemos venido a alegrarnos en la tierra.

Todos aquí somos menesterosos.

La amargura predice el destino

aquí, al lado de la gente.

 

Que no se angustie mi corazón.

No reflexiones ya más

verdaderamente apenas

de mí mismo tengo compasión en la tierra.

 

Ha venido a crecer la amargura,

junto a ti a tu lado, Dador de la Vida.

Solamente yo busco,

recuerdo a nuestros amigos.

¿Acaso vendrán una vez más,

acaso volverán a vivir;

sólo una vez perecemos,

sólo una vez aquí en la tierra.

¡Qué no sufran sus corazones,

 

junto y al lado del Dador de la Vida!

 

 

Canto de Netzahualcóyotl

 

Miradme, he llegado.

Soy blanca flor, soy faisán,

se yergue mi abanico de plumas,

soy Nezahualcóyotl.

Las flores se esparcen,

de allá vengo, de Acolhuacan.

Escuchadme, elevaré mi canto,

vengo a alegrar a Motecuhzoma.

¡Tatalili, papapapa, achalalili, achalalili!

 

¡Que sea para bien!

¡que sea en buen momento!

Donde están erguidas las columnas de jade,

donde están ellas en fila,

aquí es México,

donde en las obscuras aguas

se yerguen los blancos sauces,

aquí te merecieron tus abuelos,

aquel Huitzilíhuitl, aquel Acamapichtli.

¡Por ellos llora, oh Motecuhzoma!

Por ellos tú guardas su estera y su solio.

Él te ha visto con compasión,

él se ha apiadado de ti, ¡oh Motecuhzoma!

A tu cargo tienes la ciudad y el solio.

 

Por ello llora, ¡oh Motecuhzoma!

Estás contemplando el agua y el monte, la ciudad,

allí ya miras a tu enfermo,

¡oh Nezahualcóyotl!

Aquí en las obscuras aguas,

en medio del musgo acuático,

haces tu llegada a México.

Aquí tú haces merecimiento,

aquí ya miras a tu enfermo.

Tú, Nezahualcóyotl.

 

El águila grazna,

el ocelote ruge,

aquí es México,

donde tú gobernabas Itzcóatl.

Por él, tienes tú ahora estera y solio.

Donde hay sauces blancos

sólo tú reinas.

Donde hay blancas cañas,

donde se extiende el agua de jade,

aquí es México.

 

Tú, con sauces preciosos,

verdes como jade,

engalanas la ciudad.

 

La niebla sobre nosotros se extiende,

¡que broten flores preciosas!

¡que permanezcan en vuestras manos!

Son vuestro canto, vuestra palabra.

Haces vibrar tu abanico de plumas finas,

lo contempla la garza

lo contempla el quetzal.

¡Son amigos los príncipes

Nezahualcóyotl y Motecuhzoma!

 

La niebla sobre nosotros se extiende,

¡que broten flores preciosas!

¡que permanezcan en vuestras manos!

Son vuestro canto, vuestra palabra.

Flores luminosas abren sus corolas,

donde se extiende el musgo acuático,

aquí es México.

Sin violencia permanece y prospera

en medio de sus libros y pinturas,

existe la ciudad de Tenochtitlan.

Él la extiende y la hace florecer,

él tiene aquí fijos sus ojos,

los tiene fijos en medio del lago.

 

Se han levantado columnas de jade,

de en medio del lago se yerguen las columnas,

es el Dios que sustenta la tierra

y lleva sobre sí al Anáhuac

sobre el agua celeste.

Flores preciosas hay en vuestras manos,

con verdes sauces habéis matizado la ciudad,

a todo aquello que las aguas rodean,

y en la plenitud del día.

Habéis hecho una pintura del agua celeste,

la tierra del Anáhuac habéis matizado,

¡oh vosotros señores!

A ti, Nezahualcóyotl,

a ti, Motecuhzoma,

el Dador de la Vida os ha inventado,

os ha forjado,

nuestro padre, el Dios,

en el interior mismo del agua.

 

 

Canto de primavera

En la casa de las pinturas

comienza a cantar,

ensaya el canto,

derrama flores,

alegra el canto.

Resuena el canto,

los cascabeles se hacen oír,

a ellos responden

nuestras sonajas floridas.

Derrama flores,

alegra el canto.

Sobre las flores canta

el hermoso faisán,

su canto despliega

en el interior de las aguas.

A él responden

variados pájaros rojos.

El hermoso pájaro rojo

bellamente canta.

Libro de pinturas es tu corazón

has venido a cantar,

haces resonar tus tambores,

tú eres el cantor.

En el interior de la casa de la primavera

alegras a las gentes.

Tú sólo repartes

flores que embriagan

flores preciosas.

Tú eres el cantor.

En el interior de la casa de la primavera,

 

alegras a las gentes.

 

 

Con flores escribes

Con flores escribes, Dador de la Vida,

con cantos das color,

con cantos sombreas

a los que han de vivir en la tierra.

Después destruirás a águilas y tigres,

sólo en tu libro de pinturas vivimos,

aquí sobre la tierra.

Con tinta negra borrarás

lo que fue la hermandad,

la comunidad, la nobleza.

 

Tú sombreas a los que han de vivir en la tierra.

 

 

En el interior del cielo

Sólo allá en el interior del cielo

tú inventas tu palabra,

dador de la vida.

¿Qué determinarás?

¿Tendrás fastidio aquí?

¿Ocultarás tu fama y tu gloria en la tierra?

¿Qué determinarás?

 

Nadie puede ser amigo

del dador de la vida.

Amigos, águilas, tigres,

¿a dónde en verdad iremos?

 

Mal hacemos las cosas, oh amigo.

Por ello no así te aflijas,

eso nos enferma, nos causa la muerte.

Esforzáos, todos tendremos que ir

 

a la región del misterio.

 

 

¿Eres tú verdadero?

¿Eres tú verdadero, tienes raíz?

Sólo quien todas las cosas domina,

el dador de la vida.

¿Es ésto verdad?

¿Acaso no lo es, como dicen?

¡Que nuestros corazones

no tengan tormento!

Todo lo que es verdadero,

lo que tiene raíz,

dicen que no es verdadero

que no tiene raíz.

El dador de la vida

sólo se muestra arbitrario.

¡Que nuestros corazones

 

no tengan tormento!

 

 

Estoy triste

Estoy triste, me aflijo,

yo, el señor Nezahualcóyotl.

Con flores y con cantos

recuerdo a los príncipes,

a los que se fueron,

a Tezozomoctzin, a Quaquauhtzin.

En verdad viven

allá en donde de algún modo se existe.

¡Ojalá pudiera yo seguir a los príncipes,

llevarles nuestras flores!

¡Si pudiera yo hacer míos

los hermosos cantos de Tezozomoctzin!

Jamás perecerá tu nombre,

¡oh mi señor, tú, Tezozomoctzin!

Así, echando de menos tus cantos,

me he venido a afligir,

sólo he venido a quedar triste,

yo a mí mismo me desgarro.

He venido a estar triste, me aflijo.

Ya no estás aquí, ya no,

en la región donde de algún modo se existe,

nos dejaste sin provisión en la tierra,

 

por ésto, a mí mismo me desgarro.

 

 

Lo comprende mi corazón

Por fin lo comprende mi corazón:

escucho un canto,

contemplo una flor:

 

¡Ojalá no se marchiten!

 

 

Lo pregunto

 

Yo Nezahualcóyotl lo pregunto: 

¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?

No para siempre en la tierra:

sólo un poco aquí.

Aunque sea de jade se quiebra,

aunque sea de oro se rompe,

aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.

No para siempre en la tierra:

 

sólo un poco aquí. 

 

 

Me siento fuera de sentido…

Me siento fuera de sentido, lloro,

me aflijo, cuando pienso, digo y recuerdo:

¡Oh, si nunca yo muriera,

oh, si nunca desapareciera!

¡Allá donde no hay muerte,

allá donde se alcanza la victoria,

que allá yo fuera!

¡Oh, si nunca yo muriera,

 

oh, si nunca desapareciera!...

 

 

No acabarán mis flores

No acabarán mis flores,

no cesarán mis cantos.

Yo cantor los elevo,

se reparten, se esparcen.

Aun cuando las flores

se marchitan y amarillecen,

serán llevadas allá,

al interior de la casa

 

del ave de plumas de oro.

 

 

No en parte alguna

No en parte alguna puede estar

la casa del inventor de sí mismo.

Dios, el señor nuestro,

por todas partes es invocado,

por todas partes es también venerado.

Se busca su gloria, su fama en la tierra.

Él es quien inventa las cosas,

él es quien se inventa a sí mismo: dios.

Por todas partes es invocado,

por todas partes es también venerado.

Se busca su gloria, su fama en la tierra.

Nadie puede aquí,

nadie puede ser amigo

del dador de la vida:

sólo es invocado,

a su lado,

junto a él,

se puede vivir en la tierra.

El que lo encuentra,

tan sólo sabe bien ésto: él es invocado,

a su lado, junto a él,

se puede vivir en la tierra.

Nadie en verdad es tu amigo,

¡oh dador de la vida!

sólo como si entre las flores

buscáramos a alguien,

así te buscamos,

nosotros que vivimos en la tierra,

mientras estamos a tu lado.

Se hastiará tu corazón.

Sólo por poco tiempo

estaremos junto a ti y a tu lado.

Nos enloquece el dador de la vida,

nos embriaga aquí.

¿Nadie puede estar acaso a su lado,

tener éxito, reinar en la tierra?

Sólo tú alteras las cosas,

como lo sabe nuestro corazón:

¿nadie puede estar acaso a su lado,

 

tener éxito, reinar en la tierra?

 

 

Pensamiento

¿Es que en verdad se vive aquí en la tierra?

¡No para siempre aquí!

Un momento en la tierra,

si es de jade se hace astillas,

si es de oro se destruye,

si es plumaje de ketzalli se rasga,

¡No para siempre aquí!

 

Un momento en la tierra.

 

 

Percibo lo secreto

Percibo lo secreto, lo oculto:

¡Oh vosotros señores!

Así somos, somos mortales,

de cuatro en cuatro nosotros los hombres,

todos habremos de irnos,

todos habremos de morir en la tierra.

Nadie en jade,

nadie en oro se convertirá:

En la tierra quedará guardado.

Todos nos iremos

allá, de igual modo.

Nadie quedará,

conjuntamente habrá que perecer,

nosotros iremos así a su casa.

Como una pintura

nos iremos borrando.

Como una flor,

nos iremos secando

aquí sobre la tierra.

Como vestidura de plumaje de ave zacuán,

de la preciosa ave de cuello de hule,

nos iremos acabando

nos vamos a su casa.

Se acercó aquí.

Hace giros la tristeza

de los que en su interior viven.

Meditadlo, señores,

águilas y tigres,

aunque fuérais de jade,

aunque fuérais de oro,

también allá iréis,

al lugar de los descarnados.

Tendremos que desaparecer,

 

nadie habrá de quedar.

 

 

Poneos de pie

¡Amigos míos, poneos de pie!

Desamparados están los príncipes,

yo soy Nezahualcóyotl,

soy el cantor,

soy papagayo de gran cabeza.

Toma ya tus flores y tu abanico

¡con ellos ponte a bailar!

Tú eres mi hijo,

tú eres Yoyontzin.

Toma ya tu cacao,

la flor del cacao,

¡que sea ya bebida!

¡Hágase el baile!,

no es aquí nuestra casa,

no viviremos aquí

tú de igual modo tendrás que marcharte.

 

 

Solamente él

Solamente él,

el dador de la vida.

Vana sabiduría tenía yo,

¿acaso alguien no lo sabía?

¿acaso alguien?

No tenía yo contento al lado de la gente.

Realidades preciosas haces llover,

de ti proviene tu felicidad,

¡dador de la vida!,

olorosas flores, flores preciosas,

con ansia yo las deseaba,

 

vana sabiduría tenía yo.

 

 

Soy rico

Soy rico,

yo, el señor Nezahualcóyotl.

Reúno el collar,

los anchos plumajes de quetzal,

por experiencia conozco los jades,

¡son los príncipes amigos!

Me fijo en sus rostros,

por todas partes águilas y tigres,

por experiencia conozco los jades,

 

las ajorcas preciosas...

 

 

Un recuerdo dejo

¿Con qué he de irme?

¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?

¿Cómo ha de actuar mi corazón?

¿Acaso en vano venimos a vivir,

a brotar sobre la tierra?

 

Dejemos al menos flores

 

 

Cantos floridos

Ya llegaron aquí las flores en ramillete:

son flores de placer que se esparcen,

llueven y se entrelazan diversas flores.

Ya retumba el tambor: sea el baile:

con bellas flores narcóticas se tiñe mi corazón.

Yo soy cantor: flores para esparcirlas

yo las voy tomando: gozad.

Dentro de mi corazón se quiebra la flor del canto:

ya estoy esparciendo flores.

Con cantos alguna vez me he de amortajar,

con flores m corazón ha de ser entrelazado:

¡Son los príncipes, los reyes!

La fama de mis flores, el renombre de mis cantos,

dejaré abandonados alguna vez:

con flores mi corazón ha de ser entrelazado:

 

¡Son los príncipes, los reyes!

 

 

Monólogo de Nezahualcóyotl

Hay cantos floridos; que se diga

yo bebo flores que embriagan,

ya llegaron las flores que causan vértigo,

ven y serás glorificado.

Ya llegaron aquí las flores en ramillete:

son flores de placer que se esparcen,

llueven y se entrelazan diversas flores.

Ya retumba el tambor: sea el baile:

con bellas flores narcóticas se tiñe mi corazón.

Yo soy cantor: flores para esparcirlas

yo las voy tomando: gozad.

Dentro de mi corazón se quiebra la flor del canto:

ya estoy esparciendo flores.

Con cantos alguna vez me he de amortajar,

con flores m corazón ha de ser entrelazado:

¡Son los príncipes, los reyes!

La fama de mis flores, el renombre de mis cantos,

dejaré abandonados alguna vez:

con flores mi corazón ha de ser entrelazado:

 

¡Son los príncipes, los reyes!

 

 

Poema clásico

Amo el canto del zenzontle,

pájaro de las cuatrocientas voces.

Amo el color del jade,

y el enervante perfume de las flores,

pero lo que más amo es a mi hermano,

 

el hombre.

 

 

La Amistad Ante Todo

He aquí:

que sean tres

nuestras flores,

¡acaban con nuestro hastío,

con nuestra pesadumbre!

Oh amigos míos,

daos gusto:

no en todo tiempo en la Tierra:

¡solamente plenamente dará resultado

 

la amistad!

 

 

Canto Triste

(de Nezahualcoyotl)

Oye un canto en mi corazón:

me pongo a llorar,

me lleno de dolor:

nos vamos entre flores,

hemos de dejar esta Tierra:

¡estamos prestados unos a otros:

iremos a la casa del Sol!

¡Póngame yo un collar

de variadas flores:

en mis manos estén,

florezcan en mí guirnaldas.

Hemos de dejar esta Tierra:

estamos prestados unos a otros:

 

iremos a la casa del Sol!

"There's No Way to Say God Bye"