Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.
Verss Sencillos
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme
quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes
voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo s� los nombres
extra�os
De las yerbas y las flores,
Y de mortales enga�os,
Y de sublimes
dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre
pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y
salir de los escombros
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el pu�al al
costado,
Sin decir jam�s el nombre
De aquella que lo ha matado.
R�pida, como un
reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando muri� el pobre viejo,
Cuando ella me dijo
adi�s.
Tembl� una vez –en la reja,
A la entrada de la vi�a.—
Cuando la b�rbara
abeja
Pic� en la frente a mi ni�a.
Goc� una vez, de tal suerte
Que goc� cual nunca:
--cuando
La sentencia de mi muerte
Ley� el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a trav�s
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro,
--es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor
Tomo a un
amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al �guila herida
Volar al azul
sereno,
Y morir en su guarida
La v�bora del veneno.
Yo s� bien que cuando el
mundo
Cede, l�vido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo
manso.
Yo he puesto la mano osada
De horror y j�bilo yerta,
Sobre la estrella
apagada
Que cay� frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo
hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por �l, calla, y muere.
Todo es hermoso y
constante,
Todo es m�sica y raz�n,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es
carb�n.
Yo s� que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto,--
Y que no hay fruta en la
tierra
Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del
rimador:
Cuelgo de un �rbol marchito
Mi muceta de doctor.
V
Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y
es
Un abanico de plumas.
Mi verso es como un pu�al
Que por el pu�o echa flor:
Mi
verso es un surtidor
Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carm�n
encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente
agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.
X
El alma tr�mula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a
ver
La bailarina espa�ola.
Han hecho bien en quitar
El bander�n de la
acera;
Porque si est� la bandera,
No s�, yo no puedo entrar.
Ya llega la
bailarina:
Soberbia y p�lida llega:
�C�mo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es
divina.
Lleva un sombrero torero
Y una capa carmes�:
�Lo mismo que un alel�!
Que
se pusiese un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,
Ceja de mora traidora:
Y la mirada, de
mora:
Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz,
Y sale en bata y
mant�n,
La virgen de la Asunci�n
Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la
frente;
Cr�zase al hombre la manta:
En arco el brazo levanta:
Mueve despacio el pie
ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera,
Como si la tabla fuera
Tablado de
corazones.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos
rojos
Se va en el aire meciendo.
S�bito, de un salto arranca:
H�rtase, se quiebra,
gira:
Abre en dos la cachemira,
Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;
La boca
abierta provoca;
Es un rosa la boca:
Lentamente taconea.
Recoge, de un d�bil giro,
El
manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro...
Baila muy bien la
espa�ola;
Es blanco y rojo el mant�n:
�Vuelve, fosca a su rinc�n,
El alma tr�mula y
sola!
XI
Yo tengo un paje muy fiel
Que me cuida y que me gru�e,
Y al salir, me limpia y
bru�e
Mi corona de laurel.
Yo tengo un paje ejemplar
Que no come, que no duerme,
Y
que se acurruca a verme
Trabajar, y sollozar.
Salgo, y el vil se desliza
Y en mi bolsillo
aparece;
Vuelvo, y el terco me ofrece
Una taza de ceniza.
Si duermo, al rayar el
d�a
Se sienta junto a mi cama:
Si escribo, sangre derrama
Mi paje en la
escriban�a.
Mi paje, hombre de respeto,
Al andar casta�etea:
Hiela mi paje, y
chispea:
Mi paje es un esqueleto.
XVIII
Es rubia: el cabello suelto
Da m�s luz al ojo moro:
Voy, desde entonces,
envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
M�s �gil por la flor
nueva,
No dice, como antes, "tumba":
"Eva" dice: todo es "Eva".
Bajo, en lo oscuro, al
temido
Raudal de la catarata:
�Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de
plata!
Miro, ce�udo, la agreste
Pompa del monte irritado;
�Y en el alma azul
celeste
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna
vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del
jard�n
Silva, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clar�n
Me tiende, trinando, el
ala.
�Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol
voy:
Soy el amor: soy el verso!
XII
Estoy en el baile extra�o
De polaina y casaqu�n
Que dan, del a�o hacia el
fin,
Los cazadores del a�o.
Una duquesa violeta
Va con un frac colorado:
Marca un
vizconde pintado
El tiempo en la pandereta.
Y pasan las chupas rojas;
Pasan los tules de
fuego,
Como delante de un ciego
Pasan volando las hojas.
XLV
Sue�o con claustros de m�rmol
Donde en silencio divino
Los h�roes, de pie,
reposan:
�De noche, a la luz del alma,
Hablo con ellos: de noche!
Est�n en fila:
paseo
Entre las filas: las manos
De piedra les beso: abren
Los ojos de piedra:
mueven
Los labios de piedra: tiemblan
Las barbas de piedra: empu�an
La espada de piedra:
lloran:
�Vibra la espada en la vaina!:
Mudo, les beso la mano.
Hablo con ellos, de
noche!
Est�n en fila: paseo
Entre las filas: lloroso
Me abrazo a un m�rmol: "Oh
m�rmol,
Dicen que beben tus hijos
Su propia sangre en las copas
Venenosas de sus
due�os!
Que hablan la lengua podrida
De sus rufianes! que comen
Juntos el pan del
oprobio,
En la mesa ensangrentada!!
Que pierden en lengua in�til
El �ltimo fuego!:
�dicen,
Oh m�rmol, m�rmol dormido,
Que ya se ha muerto tu raza!"
�chame en tierra de un
bote
El h�roe que abrazo: me ase
Del cuello: barre la tierra
Con mi cabeza:
levanta
El brazo, �el brazo le luce
Lo mismo que un sol!: resuena
La piedra: buscan el
cinto
Las manos blancas: del soclo
Saltan los hombres de m�rmol!
XLVI
Vierte, coraz�n, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no
ser
Motivo de pena ajena.
Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya
muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.
T� me sufres, t� aposentas
En tu regazo
amoroso,
Todo mi ardor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.
T�, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus
corrientes
En cuanto me agobia el alma.
T�, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y
puro,
Te arrastras, p�lido y duro,
Mi amoroso compa�ero.
Mi vida as� se
encamina
Al cielo limpia y serena,
Y t� me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.
Y
porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desv�a
De tu dichosa armon�a
Y natural
mansedumbre;
Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente
alborotan,
Y ac� l�vido, all� rojo,
Blanco all� como la muerte,
Ora arremetes y
ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor m�s que t� fuerte.
�Habr�, como me
aconseja
Un coraz�n mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca
deja?
�Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos:
Verso, o nos condenan
juntos,
O nos salvamos los dos!
La Ni�a de Guatemala
Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La ni�a de Guatemala,
La que se muri� de amor.
Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazm�n: la enterramos
En una caja de seda.
...Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
El volvi�, volvi� casado:
Ella se muri� de amor.
Iban carg�ndola en andas
Obispos y embajadores:
Detr�s iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.
...Ella, por volverlo a ver,
Sali� a verlo al mirador:
El volvi� con su mujer:
Ella se muri� de amor.
Como de bronce candente
Al beso de despedida
Era su frente �la frente
Que m�s he amado en mi vida!
...Se entr� de tarde en el r�o,
La sac� muerta el doctor:
Dicen que muri� de fr�o:
Yo s� que muri� de amor.
All�, en la b�veda helada,
La pusieron en dos bancos:
Bes� su mano afilada,
Bes� sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
Me llam� el enterrador:
�Nunca m�s he vuelto a ver
A la que muri� de amor!
Homomagno
Homomagno sin ventura
La hirsuta y retostada cabellera
Con sus p�lidas manos se
mesaba.
"M�scara soy, mentira soy, dec�a;
Estas carnes y formas, estas barbas
Y rostro, estas memorias de la
bestia,
Que como silla a lomo de caballo
Sobre el alma oprimida echan y ajustan,
Por el rayo de luz que el alma
m�a
En la sombra entrev�, - no son Homomagno!
Mis ojos s�lo; los mis caros ojos,
Que me revelan mi disfraz, son m�os:
Queman, me queman, nuca duermen,
oran,
Y en mi rostro los siento y en el cielo,
Y le cuentan de m�, y a m� de �l cuentan.
Por qu�, por
qu�, para cargar en ellos
Un grano ruin de alpiste mal trojado
Tall� el Creador mis colosales hombros?
Ando,
pregunto, ruinas y cimientos
Vuelco y sacudo, a delirantes sorbos
En la Creaci�n, la madre de mil pechos,
Las
fuentes todas de la visa aspiro:
Muerdo, atormento, beso las calladas
Manos de piedra que glpeo.
Con demencia
amorosa su invisible
Cabeza con las secas manos m�as
Acaricio y destrenzo: por la tierra
Me tiendo compungido y
los confusos
Pies, con mi llanto ba�o y con kis besos.
Y en medio de la noche, palpitante,
Con mis voraces ojos
en el cr�neo
Y en sus �rbitas anchas encendidos,
Tr�mulo, en m� plegado, hambriento espero,
Por si al
pr�ximo sol respuestas vienen;
Y a cada nueva luz –de igual enjuto
Modo, y ruin, la vida me aparece,
Como gota
de leche que en cansado
Pez�n, al terco orde�o, titubea,-
Como carga de hormiga,- como taza
De agua a�eja en
la jaula de un jilguero.-"
Remordidas y rotas, ramos de uvas
Estrujadas y negras, las ardientes
Manos del triste Homomagno
parec�an!
Y la tierra en silencio, y una hermosa
Voz de mi coraz�n, me contestaron.
Yugo y Estrella
Cuando nac�, sin sol, mi madre dijo:
-Flor de mi seno, Homomagno generoso,
De
m� y de la creaci�n suma y reflejo,
Pez que en ave y corcel y hombre se torna,
Mira estas dos, que con dolor te
brindo,
Insignias de la vida: ve y escoge.
Este, es unyugo: quien lo acepta, goza:
Hace de manso buey, y como
presta
Servicio a los e�ores, duerme en paja
Calente, y tiene rica y ancha avena.
�sta, oh misterio que de
m� naciste
Cual la cumbre naci� de la monta�a,
�sta, que alumbra y mata, es una estrella:
Como que riega
luz, los pecadores
Huyen de quien la lleva, y en la vida,
Cual un monstruo de cr�menes cargado,
Todo el que
lleva luz se queda solo.
Pero el hombre que al buey sin pena imita,
Buey vuelve a ser, y en apagado bruto
La
escala universal de nuevo empieza.
El que la estrella sin temor se ci�e,
Como que crea, crece!
Cuando al
mundo
De su copa el licor vaci� ya el vivo:
Cuando, para manjar de la sangrienta
Fiesta humana, sac� contento
y grave
Su propio coraz�n: cuando a los vientos
De Norte y Sur virti� su voz sagrada,-
La estrella como un
manto, en luz lo envuelve
Se enciende, como a fiesta, el aire claro,
Y el vivo que a vivir no tuvo miedo,
Se
oye que un paso m�s sube en la sombra!
Dame el yugo, oh mi madre, de manera
Que el puesto en �l de pie, luzca en mi
frente
Mejor la estrella que ilumina y mata.
Amor de Ciudad Grande
De gorja son y rapidez los tiempos.
Corre cual luz la voz; en lata aguja,
Cual nave
despe�ada en sirte horrenda,
H�ndese el rayo, y en ligera barca
El hombre, como alado, el aire
hiende.
�As� el amor, sin pompa ni misterio
Muere, apenas nacido., de saciado!
Jaula es la villa de palomas
muertas
Y �vidos cazadores! Si los pechos
Se rompen de los hombres, y las carnes
Rotas por tierra ruedan, no han
de verse
Dentro m�s que frutillas estrujadas!
Se ama de pie, en las calles, entre el polvo
De los salones y als
plazas; muere
La flor que nace. Aquella virgen
Tr�mula que antes a la muerte daba
La mano pura que a ignorado
mozo;
El goce de temer: aquel salirse
Del pecho el coraz�n; el inefable
Placer de merecer; el grato
susto
De caminar deprisa en derechura
Del hogar de la amada, y a sus puertas
Como un ni�o feliz romper en
llanto;-
Y aquel mirar, de nuestro amor al fuego,
Irse ti�iendo de color las rosas,-
Ea, que son patra�as!
Pues �qui�n tiene
Tiempo de ser hidalgo? Bien que sienta
Cual �ureo vaso o lienzo suntuoso,
Dama gentil en
casa de magnate!
O si se tiene sed, se alarga el brazo
Y a la copa que pasa se la apura!
Luego, la copa turbia al
polvo rueda,
Y el h�bil catador, - manchado el pecho
De una sangre invisible,- sigue alegre,
Coronado de mirtos,
su camino!
No son los cuerpos ya sino desechos,
Y fosas, y jirones! Y las almas
No son como en el �rbol
fruta rica
En cuya blanda piel la alm�bar dulce
En su saz�n de maduresz rebosa,-
Sino fruta de plaza que a
brutales
Golpes el rudo labradoe madura!
�La edad es �sta de los labios secos!
De las noches sin sue�o! De
la vida
Estrujada en agraz! �Qu� es lo que falta
Que la ventura falta? Como liebre
Azorada, el esp�ritu se
esconde,
Tr�mulo huyendo al cazador que r�e,
Cual en soto selvoso, en nuestro pecho;
Y el deseo, de brazo de
la fiebre,
Cual rico cazador recorre el soto.
�Me espanta la ciudad! �Toda est� llena
De copas por vaciar, o
huecas copas!
�Tengo miedo �ay de m�! De que este vino
T�sigo sea, y en mis venas luego
Cual duende
vengador los dientes clave!
�Tengo sed,- m�s de un vino que en la tierra
No se sabe beber! �No he
padecido
Bastante a�n, para romper el muro
Que me aparta �oh dolor! De mi vi�edo!
�Tomad vosotros,
catadores ruines
De vinillos humanos, esos vasos
Donde el jugo de lirio a grandes sorbos
Sin compasi�n y sin
temor se bebe!
Tomad! Yo soy honrado: y tengo miedo!
Pr�ncipe Enano
Para un pr�ncipe enano !Venga mi caballero
Se hace esta fiesta. Por esta senda!
Tiene guedejas rubias, !Entrese mi tirano
Blandas guedejas; Por esta cueva!
Por sobre el hombro blanco Tal es, cuando a mis ojos
Luengas le cuelgan. Su imagen llega,
Sus dos ojos parecen Cual si en l�brego antro
Estrellas negras: P�lida estrella
!Vuelan, brillan, palpitan, Con fulgores de �palo
Relampaguean! Todo vistiera.
El para m� es corona, A su paso la sombra
Almohada, espuela. Matices muestra,
Mi mano, que as� embrida Como al sol que las hiere
Potros y hienas, Las nubes negras.
Va, mansa y obediente, !Heme ya , puesto en armas,
Donde �l la lleva. En la pelea!
Si el ce�o frunce, temo; Quiere el pr�ncipe enano
Si se me queja,- Que a luchar vuelva:
Cual de mujer, mi rostro !El para m� es corona,
Nieve se trueca: Almohada, espuela!
Su sangre, pues, anima Y como el sol, quebrando
Mis flacas venas: Las nubes negras,
!Con su gozo mi sangre En banda de colores
Se hincha, o se seca! La sombra trueca,-
Para un pr�ncipe enano El, al tocarla, borda
Se hace esta fiesta. En la onda espesa,
Mi banda de batalla !Entrese mi tirano
Roja y violeta. Por esta cueva!
�Con que mi due�o quiere !D�jeme que la vida
Que a vivir vuelva? A �l, a �l le ofrezca!
!Venga mi caballero Para un pr�ncipe enano
Por esta senda! Se hace esta fiesta.
Musa Traviesa
Mi musa? Es un diablillo Cont�ndolo, me inunda
Con ala de �ngel. Un gozo grave:-
!Ah, musilla traviesa, Y cual si el monte alegre,
Qu� vuelo trae! Queriendo holgarse
Al alba enamorando
Yo suelo, caballero Con voces �giles,
En sue�os graves, Sus hilillos sonoros
Cabalgar horas luengas Desanudase,
Sobre los aires. Y salpicando riscos,
Me entro en nubes rosadas, Labrando esmaltes,
Bajo a hondos mares, Refrescando sedientas
Y en los senos eternos C�lidas cauces,
Hago viajes. Ech�ralos risue�os
All� asisto a la inmensa Por falda y valle, -
Boda inefable, As�, al alba del alma
Y en los talleres huelgo Regocij�ndose,
De la luz madre: Mi esp�ritu encendido
Y con ella es la oscura Me echa a raudales
Vida, radiante, Por las mejillas secas
Y a mis ojos los antros L�grimas suaves.
Son nidos de �ngeles! Me siento, cual si en magno
Al viajero del cielo Templo oficiase:
�Qu� el mundo fr�gil? Cual si mi alma por mirra
Pues, �no saben los hombres Virtiese al aire;
Qu� encargo traen? Cual si en mi hombro surgieran
!Rasgarse el bravo pecho, Fuerzas de Atlante;
Vaciar su sangre, Cual si el sol en mi seno
Y andar, andar heridos La luz fraguase: -
Muy largo valle, !Y estallo, hiervo, vibro,
Roto el cuerpo en harapos, Alas me nacen!
Los pies en carne,
Hasta dar sonriendo Suavemente la puerta
-!No en tierra!- ex�nimes! Del cuarto se abre,
Y entonces sus talleres Y �ntranse a �l gozosos
La luz les abre, Luz, risas, aire.
Y ven lo que yo veo: Al par da el sol en mi alma
�Qu� el mundo fr�gil? Y en los cristales:
Seres hay de monta�a, !Por la puerta se ha entrado
seres de valle, Mi diablo �ngel!
Y seres de pantanos �Qu� fue de aquellos sue�os,
Y lodazales. De mi viaje,
Del papel amarillo,
De mis sue�os desciendo, Del llanto suave?
Volando vanse, Cual si de mariposas
Y en papel amarillo Tras gran combate
Cuento el viaje. Volaran alas de oro
Por tierra y aire, Mis libros lance,
As� vuelan las hojas Y si�ntese magn�fico
Do cuento el trance. Sobre el desastre,
Hala ac� el travesuelo Y mu�streme riendo,
Mi pa�o �rabe; Roto el encaje-
All� monta en el lomo -!Qu� encaje no se rompe
De un incunable; En el combate!-
Un carcax con mis plumas Su cuello, en que la risa
Fabrica y �tase; Gruesa onda hace!
Un s�lex persiguiendo Venga, y por cauce nuevo
Vuelca un estante, Mi vida lance,
Y !all� ruedan por tierra Y a mis manos la vieja
Versillos fr�giles, P��ola arranque,
Brumosos pensadores, Y del vaso manchado
L�peos galanes! La tinta vacie!
De �guilas diminutas !Vaso puro de n�car:
Pu�blase el aire: Dame a que harte
!Son las ideas, que ascienden, Esta sed de pureza:
Rotas sus c�rceles! Los labios c�nsame!
�Son �stas que lo envuelven
Del muro arranca, y c��ese, Carnes, o n�cares?
Indio plumaje: La risa, como en taza
Aquella que me dieron De �nice �rabe,
De oro brillante, En su inc�lume seno
Pluma, a marcar nacida Bulle triunfante:
Frentes infames, !Hete aqu�, hueso p�lido,
De su caja de seda Vivo y durable!
Saca, y la blande: Hijo soy de mi hijo!
Del sol a los requiebros El me rehace!
Brilla el plumaje,
Que ba�a en a�reas tintas Pudiera yo, hijo m�o,
Su audaz semblante. Quebrando el arte
De ambos lados el rubio Universal, muriendo
Cabello al aire, Mis a�os d�ndote,
A m� s�bito vi�nese Envejecerte s�bito,
A que lo abrace. La vida ahorrarte!-
De beso en beso escala Mas no: que no ver�as
Mi mesa fr�gil; En horas graves
!Oh, Jacob, mariposa, Entrar el sol al alma
Isma�lillo, �rabe! Y a los cristales!
�Qu� ha de haber que me guste Hierva en tu seno puro
Como mirarle Risa asonante:
De entre polvo de libros Rueden pliegues abajo
Surgir radiante, Libros exang�s:
Y, en vez de acero, verle Sube, Jacob alegre,
De pluma armarse, La escala suave:
Y buscar en mis brazos Ven, y de beso en beso
Tregua al combate? Mi mesa asaltes:-
Venga, venga Ismaelillo: !Pues �sa es mi musilla,
La mesa asalte, Mi diablo �ngel!
Y por los anchos pliegues !Ah, musilla traviesa,
Del pa�o �rabe Qu� vuelo trae!
En rota vergonzosa